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Vilas y su particular vínculo con los autos: de su admiración por Fangio a comprar un Cadillac de Juan Gálvez
Desde muy chico, Guillermo Vilas heredó de su padre la pasión por los autos. De ahí en adelante, la carrera de la leyenda argentina le permitió compartir vivencias con Juan Manuel Fangio y coleccionar vehículos de lujo que arrastran consigo decenas de anécdotas.
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Bien es sabido que Guillermo Vilas es uno de los mayores exponentes en la historia del deporte argentino. Sus increíbles hitos como los Australian Open consecutivos (1978 y 1979), el Roland Garros (1977) y el US Open (1977) fueron el puntapié inicial para que el tenis crezca exponencialmente en el país de manera proporcional a su popularidad.
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Eso llevó al interés de la prensa en conocer la vida privada del bonaerense y, si bien hay muchos casos interesantes y/o mediáticos como su romance con la Princesa Carolina de Mónaco, sus estudios de abogacía y su amor por la lectura y la poesía, hay otra pasión del referente argentino de la que no se tiene mucha noción: los autos.
Su padre José Roque (fanático de Peugeot, marca de la que después Vilas fue embajador) le inculcó ese gusto desde muy chico. De ahí en adelante, surgieron muchos episodios que vinculan a Guillermo con el mundo de los fierros. Uno de los más icónicos es su gran colección: en una entrevista con el medio A24, “Willy” había rememorado la lista de vehículos más destacados en su haber.
“Siempre traté de conservar los autos que tuve a lo largo de mi vida o que tienen un valor sentimental para mí. Por ejemplo, tengo el Mercury de mi papá y el Cadillac amarillo de uso particular de Juan Gálvez. Además, todavía poseo el MG 1947 con el que aprendí a manejar, un Bentley y una Harley Davidson 1977”, indicó quien, también, tenía una limusina con la cual transportaba a su padre.
“En una época, mi papá tenía un problema de salud por el cual tenía que estar acostado la mayor cantidad de tiempo posible. Lo llevaba en el asiento trasero de la limusina y él disfrutaba esos viajes tomando champagne. Era una persona muy divertida”, explicó cuando le consultaron el motivo por el cual compró ese vehículo.
Sumado a eso, el ganador de 62 títulos ATP llegó a adquirir una Ferrari Mondial, pero “no era tan ágil como uno podía creer, era poco fiable y tenía un sistema muy poco práctico para cerrar la capota, por eso la usaba la mayor parte del tiempo cerrada”. Por eso, se la vendió al tenista sueco Joakim Nilstrom, quien al poco tiempo la chocó y le dieron destrucción total.
Finalmente, la lista la maquillan un Rolls Royce, un Mercedes-Benz que le regaló a Ion Tiriac (su mánager y luego entrenador de Boris Becker) y un Porsche 911 Carrera, uno de sus preferidos de la colección y con el que realizaba viajes por Francia acompañado por su padre. “Mi viejo me preguntaba: ´¿a cuánto vamos?´. Yo siempre le contestaba: ´no me preguntes´. Bueno, en uno de esos viajes con el Porsche conocí a Astor Piazzola”, recordó.

Su admiración por Fangio
Juan Manuel Fangio y Vilas han coincidido en reiteradas oportunidades, según contó el propio extenista en una entrevista con La Nación: “Conmigo, el ´Chueco´ siempre se portó de manera sensacional. Nos encontramos muchas veces por reuniones y homenajes que le rendían a él”.
“De Fangio me quedo con el recuerdo de una persona cariñosa, que se abría cuando veía que alguien necesitaba algo. Era introvertido, sabía sus virtudes y defectos, nunca fue ostentoso y en todo momento tenía una palabra de ayuda para quien la necesitara; son valores que hoy en día no son apreciados como se debe, pero por eso Fangio era tan especial", explicó.
Respecto a alguna vivencia que le haya quedado, manifestó: “Recuerdo que un día, por sugerencia de un amigo mío, me llamó para recomendarme un homeópata al que él había acudido cuando dejó de correr y conversamos un largo rato. Me contó su historia, me explicó que cuando él se retiró fue por decisión propia, que había como un desbalance cuando se toman esas determinaciones, fue algo muy emotivo”.
En 2017, Vilas tuvo la oportunidad de visitar la estatua del nacido en Balcarce ubicada en una de las curvas del circuito urbano de Mónaco. El propio “Willy” fue el encargado de compartir ese momento mediante una publicación en sus redes sociales. “Qué honor visitar la escultura en homenaje a Fangio en Montecarlo, en una curva del circuito urbano. Como argentino, sentí una gran emoción”, escribió.