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Rodrigo Lugón, entre la ilusión del TC y su rol clave en la empresa familiar
Conoce la historia de vida de Rodrigo Lugón, el piloto cordobés que pelea por su lugar en el Turismo Carretera mientras dirige la empresa familiar.
Rodrigo Lugón afronta una semana decisiva para su carrera deportiva. El próximo fin de semana será parte de la última fecha del TN APAT en Mendoza, donde se definirá qué piloto se quedará con el tan ansiado pase para correr en el Turismo Carretera en 2026. El cordobés es uno de los principales candidatos y, junto a Jorge Barrio, peleará por el subcampeonato, condición clave para asegurarse ese objetivo.
Este año, Lugón va camino a completar su cuarta temporada en el TC Pista, donde logró meterse entre los 12 clasificados a la Copa de Plata RUS. Sin embargo, dentro del playoff no pudo obtener los resultados esperados y llegará a La Plata sin chances de pelear el título. Por eso, todos los cañones apuntan a Mendoza, donde buscará sellar su tan ansiado pase al TC.
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Paralelamente a este momento crucial en su carrera deportiva, Lugón sostiene un rol clave fuera de las pistas: es director de la empresa familiar fundada hace 40 años por su padre, dedicada a la minería y a las canteras a cielo abierto. Desde hace cinco años integra el directorio y hoy está al frente de la operación diaria.
“Arranqué de chico: a los 17, 18 ya iba a la empresa. Después empecé a recorrer todos los puestos de operación para conocer el proceso desde el inicio hasta que se vende la piedra. Eso me llevó 3 o 4 años, fui escalando y aprendiendo”, recuerda. Aunque ese camino se aceleró en pandemia, cuando comenzó a tomar mayores responsabilidades: “Mi papá tomó la decisión de abrirse un poco de la diaria y ahí empezamos a tener más figura junto con mi hermana. Fue difícil, no solo por el típico ‘hijo del dueño’, sino por mi corta edad. Era complejo ganarse el lugar. Pero por suerte tengo un grupo de laburo muy positivo, con mucha capacidad y que me respetó. Y creo que me fui ganando ese respeto”.
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Su vínculo con el automovilismo nació también a través de su papá: “De chiquito, en vez de ponerme una pelota me pusieron un autito y ahí arrancamos. A mí me prendés un auto al lado y se me pone la piel de gallina, lo disfruto muchísimo”, admite.
Equilibrar ambas actividades no es sencillo, pero el piloto de Villa Allende encontró la forma: “Hoy viene siendo desafiante porque casi no tengo tiempos libres, pero me gusta. Por ahí llego con la cabeza un poco más cansada que alguien que se dedica al 100% al automovilismo, pero no lo veo como algo negativo. Es un desafío que me propuse hace varios años”.
A continuación, en el mano a mano completo con Carburando, Rodrigo Lugón cuenta en primera persona cómo vive este momento decisivo, cómo equilibra su rol empresarial con el automovilismo y qué espera de este final de temporada.