TC2000
TC2000: ¿Qué recuerdos quedan en General Roca de la victoria en llamas de Juan María Traverso?
Juan María Traverso consiguió una de sus triunfos más icónicos dentro del TC2000 en 1988 en General Roca.
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El TC2000 volvió a visitar el autódromo de General Roca luego de varios años de ausencia y durante el pasado fin de semana, Carburando realizó un informe sobre los recuerdos que todavía afloran de unas de las grandes hazañas de la historia del automovilismo nacional, como fue la victoria de Juan María Traverso en 1988 con una Coupe Fuego en llamas.
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El responsable médico del TC2000, el Dr. Pedro Bressi, el histórico dirigente de la Asociación Volantes General Roa (AVGR), Jorge "Goyo" Martínez, el relator de Carburando, Marcelo Mercado y el narrador de aquella competencia, Raúl Barceló, rememoraron uno de los momentos más icónicos de la carrera deportiva del "Flaco" Traverso.
¿Cómo fue la victoria en llamas de Traverso en General Roca?
Traverso tomó la punta de la carrera a cinco vueltas del final, pero la hazaña comenzó a gestarse sólo un giro y medio más tarde. Con el flamante campeón Silvio Oltra detrás, el auto del "Flaco" empezó a sufrir con un denso humo que invadió el habitáculo, al punto de tener que abrir la ventanilla izquierda como para lograr un poco de aire.
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Las últimas vueltas fueron intensas. Oltra intentaba lograr un hueco como para pasarlo. Traverso padecía con el humo, miraba los espejos y hasta tenía que dominar su auto, que por la pérdida de aceite se ponía de costado en varios lugares
El fuego se originó porque el conducto de aceite que se había cortado del auto de Traverso hacía que el lubricante caiga por todos lados, pasando por la rueda trasera derecha de la cupé Fuego y bañando el parabrisas del auto de Oltra. El resto se desparramaba sobre el piso y ponía la pista casi intransitable.
Así fue que Traverso empezó a girar elevando sus tiempos en un segundo por vuelta mientras ponía sus manos al servicio de la proeza de llevar adelante el auto en semejantes condiciones. Oltra mientras corría pegado al de Ramallo, pero sólo por instinto, ya que entre el humo y el aceite no veía nada. Lo único que podía hacer era esperar a que se termine el aceite se rompa el motor de la Fuego de su rival y ganar. En el recuperador casi no quedaba lubricante, la presión bajó y el motor estaba perdiendo el rendimiento. El final fue electrizante, dramático, de película.Traverso ganó sobre la línea sobre el impetuoso Oltra, mientras la multitud desbordaba en Roca, para aclamar a un nuevo ídolo
