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La economía de las “apps fantasmas”: Cómo operan esas aplicaciones que no ves… pero que sí te ven

En los rincones menos visibles de las tiendas de apps proliferan decenas de aplicaciones que prometen funciones triviales —linternas, fondos de pantalla, juegos básicos—, pero en realidad funcionan como recolectoras silenciosas de datos. Este ecosistema poco transparente mueve sumas crecientes de dinero entre desarrolladores, redes publicitarias y corredores de datos, mientras los usuarios rara vez conocen el verdadero costo de “gratis”.

La economía de las “apps fantasmas”: Cómo operan esas aplicaciones que no ves… pero que sí te ven
La economía de las “apps fantasmas”: Cómo operan esas aplicaciones que no ves… pero que sí te ven

Datos que valen más que oro

En 2018, Onavo fue comprada por Facebook por unos 120 millones de dólares, después de demostrar que su app VPN conseguía información detallada del uso de otras apps en un dispositivo: cuánto se usaban, con qué frecuencia y cómo. Wikipedia+1
Aunque Facebook cerró ese proyecto en 2019 tras críticas, su caso funcionó como carta de presentación para muchos desarrolladores: los datos de comportamiento digital —hábitos, preferencias, ubicación, patrones de uso— son un activo masivo, cotizado por agencias de publicidad, firmas de marketing y analistas de consumo.

Hoy, muchas apps recurrentes en listas de “desinstalá esto si te importa tu privacidad” recolectan desde ubicación hasta historial de uso, contactos o datos de comportamiento. TreceBits+2ABC Color+2 Este registro invisible permite segmentar usuarios con una precisión asombrosa, haciendo que cada perfil resulte valioso para quien lo agrupa, analiza y monetiza.

Funcionamiento detrás del disfraz

Lo que distingue a las “apps fantasmas” de una app legítima es su estrategia: mostrar una función aparentemente inocua —una linterna, un juego simple, un fondo de pantalla, un detector de fantasmas— mientras piden permisos amplios al dispositivo. Una vez instaladas, muchas corren en segundo plano, recolectando datos, monitoreando actividad, redes, comportamiento de navegación, ubicación, tiempo de uso. Algunas incluso logran disfrazarse —cambiar ícono, ocultarse de la lista de apps o detener su ícono visible— para evitar que el usuario note su presencia. CyberGuy+1

El modelo de negocio es sencillo pero eficaz: cuanto más detallados y “limpios” son los datos, más se pagan en el mercado de perfiles de consumidores, publicidad dirigida y venta de información. Muchas de estas apps monetizan re-vendiendo datos a terceros, o bien generando ingresos mediante publicidad agresiva, suscripciones engañosas o micropagos.

Advierten de un nuevo problema de seguridad en Android: las apps 'fantasma'  | DPL News

¿Por qué se replican? Un mercado en expansión

Vivimos una explosión de dispositivos móviles y uso de apps: gran parte del mundo ya maneja su vida cotidiana —mensajes, pagos, compras, movilidad— vía smartphone. Esa dependencia convierte al usuario promedio en una mina de datos permanente.

Además, buena parte del público no revisa los permisos que concede ni analiza la reputación de la aplicación: muchas de estas apps “funcionan” (o al menos cumplen con lo que prometen), por lo que el engaño no parece evidente. Revista Economía+1

Desde la perspectiva de quien las desarrolla, el costo de producción es relativamente bajo (una app sencilla), y la recompensa potencial —la venta masiva de perfiles o datos analíticos— es alta. Esa relación costo/beneficio explica el crecimiento del fenómeno.

Riesgos para el usuario y la sociedad

El problema no es solo individual: los datos recolectados pueden ser usados para orientar publicidad, influir en decisiones de consumo, manipular preferencias o incluso segmentar poblaciones vulnerables. Además, si esos datos caen en manos de actores maliciosos —estafadores, cibercriminales—, la invasión a la privacidad puede transformarse en un riesgo real: suplantación de identidad, rastreo de movimientos, acoso o explotación.

Aunque hay apps diseñadas para proteger la privacidad —como Disconnect.me —, muchas de esas “apps fantasmas” logran permanecer en la tienda oficial o disfrazarse suficientemente bien. Wikipedia+1


¿Qué podemos hacer como usuarios?

  • Revisar cuidadosamente los permisos que solicita una app antes de instalarla. Si pide acceso a ubicación, contactos o sensores sin necesidad clara, conviene sospechar.

  • Desinstalar apps que no usamos o cuyo único propósito era algo trivial (linterna, fondos, juegos de baja calidad).

  • Cambiar configuraciones de privacidad: reducir permisos, evitar compartir ubicación predeterminada, deshabilitar servicios en segundo plano.

  • Conocer alternativas legítimas, con buena reputación y transparencia: aplicaciones y servicios con políticas claras de privacidad.


Conclusión
La “economía de las apps fantasmas” funciona en las sombras de nuestra rutina digital: mientras creemos que descargamos un juego inútil o un fondo de pantalla, alguien —una empresa, un desarrollador remoto, una red de publicidad— obtiene un perfil detallado de nosotros, para venderlo, monetizarlo y capitalizarlo. En una era en la que los datos personales representan un activo clave, la ingenuidad deja de ser inocente: entender este ecosistema es el primer paso para proteger nuestra privacidad.

Si querés, puedo agregar estadísticas recientes sobre vulneraciones de privacidad por estas apps en Latinoamérica, para reforzar la nota con datos concretos.

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