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El auténtico Speedy no era González

Se acerca una nueva carrera de Fórmula 1 y el escenario elegido es México. El país centroamericano recibe nuevamente a la máxima categoría del automovilismo mundial.
El auténtico Speedy no era González
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Cuando uno piensa en México, el automovilismo y la F1 no puede escapar a recordar a uno de los mejores pilotos de la historia, el gran Pedro Rodríguez de la Vega. Nacido un 18 de enero de 1940, uno de los 4 hijos de un contratista de obras, comenzó a correr a los 12 años en motos. Al poco tiempo ganó y a los 14 años ya salió campeón y a los 15 se subió a un auto de carrera, un Jaguar XJ 120 y lo llevó de maravillas.

Luigi Chianetti, dueño del North American Racing Team le ofreció una Ferrari Riverside a los 17 años para que corra. Ya en 1958 se inscribió en Le Mans con una Ferrari del equipo Bhera, junto a su hermano menor Ricardo, quien no fue habilitado por no tener la edad indicada. Al año siguiente si pudo junto a Ricardo compartir un pequeño Osca 750 sin resultados relevantes.

En 1960 Pedro volvió a Le Mans, con Scarfioti como compañero, sin suerte al contrario de su hermano que llegó segundo con Anfre Pilette. Al año siguiente se dieron el gusto y los Hnos. Rodríguez compartieron una Ferrari 3 litros en Le Mans. Iban segundos cuando el motor dijo basta. En 1962, Pedro sorprendió al mundo motor punteando varias horas en las clásicas 24 hs francesas con un auto de 2.4 litros, inferior al potencial de sus rivales. Lamentablemente no llegó a la bandera a cuadros. Antes de esa temporada ya había demostrado su talento en las 12 hs. de Seebring y en los 1000 km de Paris.

Junto a Ricardo repitió en 1962 ganando los 1000 km de Paris con una Ferrari, lo que sería la última gran alegría junto a su hermano menor, que al poco tiempo perdería la vida en  los entrenamientos del  Gran Prix de F1 de su país, al estrellarse con una Ferrari que había arrendado para su debut. Para Pedro fue un golpe durísimo, tal es así que había decidido abandonar el automovilismo deportivo.

Pero con el paso del tiempo la pasión pudo más y en 1963 volvió con todo. Ganó las 3 horas de Daytona con Ferrari y fue 3º en Seebring junto a Graham Hill. Ya en el 64, corriendo para la NART, triunfó una vez más las 3 horas de Daytona, ganó Gran Premio de Canadá para autos Sport y fue segundo en los 1000 km de Paris.

En 1965 ganó las 12 hs. De Reims con Vean Guicher. La temporada siguiente no fue de las mejores, sin embargo John Cooper en 1967, le ofrece probar su auto de F1 con motor Maserati para correrlo en el Gran Prix de Sudáfrica. Pedro Rodríguez no solo cumplió exitosamente la prueba sino que corrió aquella carrera de manera extraordinaria en una tórrida jornada que se cobró varios abandonos.

El pequeño mexicano se llevó la victoria, lo que sería su primer triunfo en la Fórmula 1 y la primer,a de dos, del Cooper. Además en esa temporada alternó con la Fórmula 2 y Sport Prototipos. En 1968 pasó a BRM siendo 2º en Bélgica, 3º en Holanda y Canadá, 4º en México y 6º en Alemania. En Sport ganó con Lucien Bianchi con una Ford GT 40 las 24 hs. De Le Mans.

En el 69 corrió primero con BRM y luego con una Ferrari. Fue 2º en los 1000 km de Spa y 4º en Brands Hatch, firmando para Matra antes de finalizar la temporada y logrando un 4º puesto en EEUU.

Pero su despegue definitivo fue en 1970 cuando arregló con Porsche para manejar al popular “fabricante de viudas”, el imponente 917. El mexicano se convirtió en un auténtico maestro manejando como los dioses y a voluntad uno de los autos más rápidos y difíciles de la época.

Junto a Joe Siffert triunfaron en las 24 hs. de Daytona, las 500 millas de Brands Hatch, los 1000 km de Monza y las 6 hs. en Watkins Glen. Sin dudas su mejor año ya que en F1 con el BRM ganó en Bélgica, 2º en EEUU, 4º en Austria y Canadá y 6º en Mónaco. Ya en 1971 seguía exitosamente su campaña con el Porsche 917 en Daytona con Jackie Oliver, en Spa, en Monza y Austria. Ganó en F1 en Oulton Park, siempre con BRM.

Pero su carrera más recordada fue en Spa donde de último pasó a primero manejándose todo bajo la lluvia en un duelo apasionante conla Ferrari de Jackie Ickx y Regazzoni. Pedro manejó 940 km de los 1000 dejando solo conducir 12 vueltas a su compañero Dick Attwood. Pero llegó aquel fatídico 11 de junio de 1971 en Norisring, Alemania, Trofeo Interseries para autos Sport.

Un certamen que no figuraba en su agenda, sin embargo Pedro, con el fuego sagrado de los grandes gladiadores, aceptó la propuesta libre de todo compromiso y aceptó correr. En principio iba a manejar un BRM T 163 para probarlo, pero el auto no se terminó y entonces corrió con una Ferrari 312 de Herbert  Muller. 

Cuando iba en punta se desbando un neumático que ya venía perdiendo aire y su Ferrari salió catapultada contra el muro rebotando en llamas al centro de la pista siendo impactado, vaya paradoja del destino, por un Porsche 917 de Kurt Hild, quien salió ileso.

No corrió la misma suerte el pequeño gigante mexicano que sufrió fractura de cráneo y piernas y múltiples quemaduras. Como consecuencia de ello, Pedro Rodríguez fallecía al mediodíaa en el hospital de Nuremberg.

La Federación mexicana anuló el Gran premio de F1 en homenaje al héroe desaparecido y tiempo después decidió ponerle al autódromo de la capital azteca el nombre de los Hermanos Rodríguez, fallecidos de la misma manera, en un auto de carrera y en una Ferrari.

Pedro Rodríguez, chiquito de estatura, corría alzando la pera, gigante de talento, dueño de Spa, maestro en la lluvia y el gran domador del impresionante 917.

Por toda esta rica historia el auténtico Speedy no era González, sin dudas era Rodríguez.

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