Límite de Pista
Cinco pueblos gourmet de Argentina para manejar y comer bien
Argentina tiene destinos que se convirtieron en polos gastronómicos perfectos para una escapada en auto. Cocina regional, productos locales y restaurantes destacados en pueblos tranquilos. Estos son cinco imperdibles.
Argentina tiene una enorme diversidad gastronómica y muchos de sus mejores sabores se encuentran en pueblos que, aunque pequeños, se transformaron en verdaderos polos culinarios. Son destinos donde la cocina regional es protagonista y donde cada parada invita a descubrir platos típicos, productos artesanales y propuestas únicas.
Para quienes disfrutan viajar en auto, estos lugares son ideales: buenas rutas, paisajes para manejar tranquilo y el plus de saber que el premio al final del camino es una gran mesa. De Buenos Aires al NOA, estos son cinco pueblos gourmet perfectos para una escapada diferente.
Uribelarrea (Buenos Aires): parrillas, quesos y cervecerías
Uribe es hoy uno de los grandes polos gourmet de la provincia. Parrillas tradicionales, picadas artesanales, cerveza local y espacios al aire libre lo vuelven un destino ideal para quienes buscan comer bien sin recorrer largas distancias.
Carlos Keen (Buenos Aires): bodegones de campo y cocina casera
En Keen todo gira alrededor de los restaurantes que funcionan en antiguas construcciones ferroviarias. Menús de campo abundantes, pastas caseras y postres tradicionales son la marca registrada del pueblo.
Villa General Belgrano (Córdoba): cocina centroeuropea y cervezas artesanales
La impronta alemana y centroeuropea la convirtió en un destino gourmet por excelencia. Salchichas, goulash, quesos, chocolates y cervezas artesanales dominan la oferta gastronómica.
Cachi (Salta): sabores andinos y vinos de altura
En el corazón de los Valles Calchaquíes, Cachi es referencia en gastronomía regional. Papines, tamales, carnes de llama, humitas y vinos de altura completan una propuesta única.
Gualeguaychú (Entre Ríos): comida de río y fusiones modernas
Además del turismo tradicional, la ciudad se consolidó como polo gastronómico del litoral. Pescados frescos, cocina de río, platos criollos y opciones modernas conviven en paradores y restaurantes frente al agua.