Límite de Pista
"El refugio atómico": Un apocalipsis de lujo en Netflix
En la siguiente nota, repasa una de las series tendencia de Netflix.

Netflix ha lanzado una de sus apuestas más ambiciosas de la temporada con "El refugio atómico", un thriller distópico que prometía ser el nuevo fenómeno global. Creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato, el dúo detrás del éxito de "La casa de papel", la serie se presenta con una premisa intrigante: un grupo de millonarios se refugia en un lujoso búnker subterráneo para sobrevivir a un inminente conflicto global. Sin embargo, lo que se vende como un tenso drama de supervivencia se desinfla rápidamente para convertirse en un caótico melodrama que no termina de definir su tono.
La serie comienza con una fuerza impresionante. El primer episodio, con un giro de guion inesperado y una atmósfera claustrofóbica, engancha al espectador y crea una sensación de urgencia y misterio. El búnker, o Kimera Underground Park, es un escenario visualmente espectacular que sirve como una jaula dorada, un microcosmos de la sociedad que está a punto de colapsar. En este entorno, se esperaba una disección de la naturaleza humana bajo presión extrema, pero el guion prioriza los giros inverosímiles y las tramas de culebrón sobre la profundidad de los personajes.
Los conflictos se suceden con una velocidad vertiginosa, pero rara vez logran generar un impacto duradero. Los personajes, interpretados por un talentoso elenco que incluye a Joaquín Furriel y Natalia Verbeke, hacen lo que pueden con un material que a menudo resulta superficial. El contraste entre la amenaza apocalíptica del exterior y los problemas personales, que a veces rozan lo banal, crea una disonancia que debilita la narrativa. Mientras el mundo parece estar llegando a su fin, los protagonistas se enfrascan en romances, traiciones y dramas familiares que desvían la atención del gran concepto.
En esencia, "El refugio atómico" es una serie que se beneficia de su espectacular producción y su ritmo frenético, pero que se pierde en su intento de mezclar demasiados géneros. Aunque es entretenida en ráfagas y ofrece momentos de genuina tensión, la falta de una dirección clara y la dependencia de clichés la impiden alcanzar el estatus de sus predecesoras. Es una oportunidad perdida para un thriller de supervivencia que tenía todo para ser un éxito, pero que termina siendo un apocalipsis de utilería con una notable falta de alma.